Nos llega la triste noticia
del rescate a Chipre. Rescate copagado, sin embargo, y de modo igual, desde las
mismas arcas chipriotas y desde la troika (BCE , FMI y Comisión Europea). El 50% del mismo lo cubriran los tenientes de
depositos en bancos de este país, el resto se cubrirá entre todos.
Este rescate contiene, sin
embargo, distintos aspectos que deben salir a la luz:
1) Chipre ha sido un
paraíso fiscal integrado en la Eurozona. El beneficio fiscal obtenido por la deposición que han ofrecido los bancos y las autoridades chipriotas ha sido muy,
muchísimo, mayor a la media de los países que tienen como moneda el Euro.
Lógicamente eso ha conllevado que muchos inversores recurrieran, alocadamente, a la disposición de sus ahorros en dichos bancos, preferiendo éstos a los de cualquier otro país de la UE. La
responsabilidad de ello es, lógicamente, compartida: el gobierno chipriota se
beneficiaba de la gran cantidad de capitales que descansaban en sus bancos;
mientras, la UE –incomprensiblemente- obtuvo los réditos correspondientes a Chipre como Estado Miembro -y paraíso fiscal- sin verificar sus condiciones económicas para poder dar suficientes garantías como miembro de la Eurozona.
2) No todos los tenedores
de depósitos son iguales. Aún siendo
Chipre un paraíso fiscal, no todos los depositantes de dinero en sus bancos han
sido igualmente castigados -hay que decir, hoy, que la UE estudia imponer unos
tipos más equitativos-. Sin embargo, la misma Unión ha trasladado hasta ahora el
castigo por disponer de ahorros en los bancos chipriotas, en un castigo igual a
las grandes fortunas y a las pequeñas; pues los tipos de retención estipulados
son los siguientes; mientras los grandes capitales (más de 100.000 €) gravarán un
9,9%, el tipo impositivo para los ahorradores de depósitos inferiores a 100.000 € será del 6,75% .
Es evidente que, si se tuviera
que hacer frente al rescate mediante al ahorro, los tipos son demasiado
onerosos; pues una familia –póngase, de media, una numerosa, de cinco miembros- que
dispusiera de un ahorro en depósito –imagínese, de 20.000 €-, y que dichos
ahorros fueran la base para poder sostener –sobrevivir- el día a día; dicha
familia seria castigada con la imposición de 1.350 € -cantidad nada negligible para un pequeño ahorrador-.
3) El beneficio fiscal se
atribuye, casi excluivamente, al capital extranjero. Los ciudadanos, en su amnesia –o indiferencia- colectiva,
no ha hecho nada para cambiar la situación. Todos sostuvieron una situación
económicamente insostenible; el dinero facturado por el sector bancario
chipriota fue cuatro veces superior al mismo PIB del país. Es evidente que esta
rátio es insostenible en cualquier estado con tributaciones normales. Sin
embargo, mientras el ciudadano común chipriota tributaba a unos tipos
insoslayables, han sido las grandes fortunas las que han depositado dinero
sobre los bancos del país, buscando el mayor beneficio fiscal -y lo han
obtenido-. De ahí el súbito interés de los gobernantes rusos –Putin y Medvédev- en
que no haya afección alguna sobre el dinero depositado en los bancos del país isleño.
4) Quiebra la aseguradora más
fiable: la Unión Europea. El periodo 2008-2009, previa evidencia de una inminiente crisis económica paneuropea y de
consecuencias indeterminables, se decidió crear un seguro para todos los depósitos
bancarios inferiores a 100.000 €. No era un seguro privado; lo garantizaba la
mismísima Unión, mediante mecanismos heterogéneos. Es evidente que el recargo impuesto ahora sobre los
depósitos chpriotas rompe con una norma aprobada en las más altas instancias
de la Unión. Una norma que en España logró inducir a muchos ahorradores a
disponer, en tiempo parcial de su dinero en depósito, conociendo el aval que
garantizaba la UE con el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria
(FROB).
Sin duda, un severo golpe a la
seguridad jurídica de la UE, con consecuencias inconmensurables.
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